La fragilidad basal puede ser constitucional o adquirida.
La cuperosis generalmente aparece en las mejillas, pero se extiende frecuentemente a la nariz y otras zonas de la cara.
Estadísticamente es 4 veces más frecuente en la mujer que en el hombre y se desarrolla antes en personas predispuestas a la fragilidad basal, en personas emotivas (morfología sanguínea) o quienes por motivos profesionales trabajan al aire libre, y están expuestos a frecuentes cambios térmicos.
También una alimentación errónea, digestiones dificultosas o uso excesivo de alcohol, provocan reflejos vasodilatadores que se derraman sobre los capilares sub-epidérmicos, favoreciendo la aparición de estos problemas vasculares, de forma más acentuada en pieles sensibles.
Debemos actuar en profundidad además de superficialmente para proteger y devolver la capacidad a nuestra piel de recuperar el justo equilibrio, mediante sesiones y tratamientos especializados que combinan los aceites esenciales, la cosmética profesional con manualidades, radiofrecuencia y fotobioestimulación, y que devolverán a tu piel la salud y su belleza natural.
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